EL NIÑO Y EL LÀPIZ

El niño siente al lápiz como una prolongación de su mano, como parte de sí mismo. Desde el primer trazo y durante todo el proceso evolutivo, es arte lo que el niño realiza. Estas manifestaciones artísticas encierran satisfacción, alegría, angustia o cualquier otro sentimiento… resultan ser válvulas de escape a los contenidos interiores. La mayoría de las veces las diversas pinturas expresan sus profundos sentimientos.

Querer comprender ese arte infantil implica conocer al niño, descender de nuestra calidad de adulto para penetrar en su mundo. Cada dibujo refleja sus sentimientos, capacidad intelectual, desarrollo físico, aptitud receptiva, desarrollo social. En el dibujo y la pintura se perfilan todos los elementos y transformaciones que sufre el niño mientras crece y se desarrolla. Las diversas técnicas le ayudan a transmitir sus percepciones y sensaciones de manera más fácil, más libre y más directa. La experimentación con diversos materiales estimula la capacidad creadora. Se completa, se acrecienta la visión del color, cuando se hacen colores, se entreveran o se logran matices nuevos.