IDIOMA ESPAÑOL O CASTELLANO

Idioma español

 

El español o castellano es una lengua romance del grupo ibérico. Es uno de los seis idiomas oficiales de la ONU y, tras el chino mandarín, es la lengua más hablada del mundo por el número de personas que la tienen como lengua materna. Es también idioma oficial en varias de las principales organizaciones político-económicas internacionales). Lo hablan como primera y segunda lengua entre 450 y 500 millones de personas, pudiendo ser la tercera lengua más hablada considerando los que lo hablan como primera y segunda lengua. Por otro lado, el español es el segundo idioma más estudiado en el mundo tras el inglés, con al menos 17,8 millones de estudiantes, si bien otras fuentes indican que se superan los 46 millones de estudiantes distribuidos en 90 países, y la tercera lengua más usada en Internet (8,2% del total); se espera que para el 2050 lo hable el 10% de la población mundial, con Estados Unidos como primer país hispanohablante.

El español, como las otras lenguas romances, es una continuación moderna del latín hablado (denominado latín vulgar), desde el siglo III, que tras el desmembramiento del Imperio romano fue divergiendo de las otras variantes del latín que se hablaban en las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas romances. Debido a su propagación por América, el español es, con diferencia, la lengua romance que ha logrado mayor difusión.

 

Polémica sobre español o castellano

La polémica en torno a los términos español y castellano estriba en si resulta más apropiado denominar a la lengua hablada en Hispanoamérica, en España y en otras zonas hispanoparlantes «español» o «castellano», o bien si ambas son formas perfectamente sinónimas y aceptables, que es actualmente el criterio académico.

Como muchas de las controversias relacionadas con la denominación de una lengua identificable con un determinado territorio (español con España, y castellano con Castilla), o que lleva aparejada una ideología o un pasado histórico que provoca rechazo, o que implica una lucha en favor de una denominación única para facilitar su identificación internacional y la localización de las producciones en dicha lengua (por ejemplo, en redes informáticas), la controversia es de raíz ideológica, política y económica.

Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, no hay preferencias por una denominación u otra. La ciencia lingüística, siempre que no actúe ideológicamente, se limita a estudiar y caracterizar la complejidad de los sistemas lingüísticos interrelacionados que componen un diasistema o lengua histórica (como conjunto más o menos complejo de variedades geolectalessociolectales y funcionales, variables a su vez en el tiempo), y, terminológicamente, a recoger los diversos usos denominativos de una lengua o familia de variedades. Para la lingüística, pues, ambos términos son válidos a la hora de designar el diasistema de la lengua histórica llamada popular y oficialmente castellana o española.

En el ámbito normativo prescriptivo, según la normativa establecida por los principales organismos de política lingüística del área hispanohablante en lo relativo a la codificación del estándar idiomático (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española), castellano y español son términos sinónimos.

Historia

La historia del idioma español comienza con el latín vulgar del Imperio romano, concretamente con el de la zona central del norte de Hispania. Tras la caída del Imperio romano en el siglo V, la influencia del latín culto en la gente común fue disminuyendo paulatinamente. El latín hablado de entonces fue el fermento de las variedades romances hispánicas, entre ellas el castellano antiguo, origen a su vez (al menos en la proporción mayor) de las variedades que constituyen la lengua española. En el siglo VIII, lainvasión musulmana de la Península Ibérica hace que se formen dos zonas bien diferenciadas. En Al-Ándalus, se hablarán los dialectos romances englobados con el término mozárabe (no árabe), además de las lenguas de la minoría extranjera-invasora alóctona (árabe y bereber). Mientras, en la zona en que se forman los reinos cristianos desde pocos años después del inicio de la dominación musulmana, comenzará una evolución divergente, en la que surgen varias modalidades romances; la catalana, la aragonesa, la astur-leonesa y la gallego-portuguesa, además de la castellana, que resultaría dominante entre la población de la península.

La lengua originaria castellana se originó en el condado medieval de Castilla (sur de Cantabria y norte de Burgos), con influencias vascas y de los germanos visigodos. Los textos más antiguos que se conocen en castellano son los Cartularios de Valpuesta, conservados en la iglesia de Santa María de Valpuesta (Burgos), un conjunto de textos que constituyen copias de documentos, algunos escritos en fecha tan temprana como el siglo IX, seguidos de las Glosas Emilianenses, que datan de finales del siglo X o principios del XI, que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), localidad considerada centro medieval de cultura.

El momento decisivo de la unificación y afianzamiento del idioma castellano se dio durante el reinado de Alfonso X de Castilla y León, (1252-1284). Si los cantares de gesta estaban escritos en esa lengua vulgar –el castellano– y por eso mismo eran populares, podría pensarse que las obras cultas y literarias producidas en la Corte del citado rey deberían ser redactadas en latín, única lengua culta que toda la Europa cristiana había admitido hasta esa época; por eso resultó una verdadera revolución cultural el hecho de que Alfonso X el Sabio decidiese dirigir un buen número de obras de elevada cultura redactadas en un idioma hasta entonces desairado por las personas letradas por considerarlo demasiado prosaico. Esto dio lugar al reconocimiento oficial del castellano, que podía alternar desde entonces con el latín, un idioma respetado por todas las personas ilustradas

El castellano se extendió por la península durante la Baja Edad Media debido a la continua expansión del Reino de Castilla en este período: expansión militar en la llamada Reconquista y expansión político-diplomática con la incorporación a la Corona de Castilla de los reinos de León y Galicia con Fernando III de Castilla. La hegemonía política y militar de Castilla creció con la introducción de una dinastía castellana en la Corona de Aragón con Fernando I de Aragón que llevaría a la unión final peninsular con los Reyes Católicos.

En el siglo XV el español se había introducido en gran parte de la Península Ibérica y era hablada, con distinto nivel de aceptación, incluso en territorios que no pertenecían a la Corona de Castilla. En 1492 el sevillano Antonio de Nebrija publicó en Salamanca su Grammatica, primer tratado de gramática de la lengua española, y también primero de una lengua neolatina europea.

Se estima que a mediados del siglo XVI el 80% de los españoles hablaba castellano. En esa época ya había comenzado el reajuste consonántico, que significó la reducción del sistema de fonémico al pasar de seis consonantes sibilantes a sólo una o dos según la variedad.

La colonización de América, iniciada en el siglo XVI expandió el idioma español por la mayor parte del continente americano. Esta colonización fue una empresa casi exclusivamente castellana y los territorios americanos colonizados se integraban en la Corona de Castilla, por lo que fue la lengua de Castilla la que se usó desde el principio en la administración colonial. Tras conseguir la independencia los nuevos estados americanos iniciaron procesos de unificación lingüística que terminaron de extender el idioma español a través de todo ese continente, desde California hasta el Estrecho de Magallanes.

En España, la política de castellanización y consiguiente minorización del resto de lenguas vernáculas, se inició en el siglo XVIII con Felipe V, dentro del proceso de construcción de unestado nación centralizado y unificado. Ya en 1792 aparece con éxito un periódico privado en español en Cataluña, el Diario de Barcelona y en 1807 en Gerona (Diario de Gerona) y aún antes en ciudades también bilingües como Vigo o Bilbao. En América a partir de 1770, se insistió en que el español fuera la única lengua usada en la instrucción, en detrimento de las "lenguas generales" basadas en lenguas indígenas que se habían usado en algunos territorios amplios.

El idioma español siempre tuvo numerosas variantes que, si bien respetan el tronco principal latino, tienen diferencias de pronunciación y vocabulario, como sucede con cualquier otra lengua. A esto hay que agregar el contacto con los idiomas de las poblaciones nativas, como el aimarachibchaguaranímapudungunmayanáhuatlquechuataíno y tagalo, entre otros, que hicieron también contribuciones al léxico del idioma, no solo en sus zonas de influencia, sino en algunos casos en el léxico global.

 

Variedades dialectales del español 

Las variedades geográficas del español, llamadas dialectos o geolectos, difieren entre sí por multitud de razones. Entre las de tipo fonético destacan la distinción o no de los fonemas correspondientes a las grafías c/z y s (ausencia o presencia de ceceo/seseo), la distinción o no de los fonemas correspondientes a las grafías ll e y (ausencia o presencia de yeísmo), la aspiración o no de la s ó z ante una consonante, y la adopción o no de nuevas consonantes (tales como las africadas [t͡s] y [t͡ɬ]). Estas diferencias no suelen ocasionar problemas de inteligibilidad entre sus hablantes. Las diversas variantes también difieren en usos gramaticales, como el voseo o el empleo o no del pronombre informal de segunda persona del plural (vosotros). En aspectos de vocabulario, se dan notables diferencias especialmente en determinados ámbitos semánticos, como la nomenclatura de las frutas y verduras, vestimentas, artículos de uso cotidiano, así como en las expresiones coloquiales o insultantes.

Como en cualquier lengua, especialmente cuando se distribuye por un dominio geográfico extenso, el español presenta diversas variedades internas que permiten distinguir a sus hablantes según su pronunciación, sus construcciones gramaticales y su vocabulario. En términos generales, el español presenta convencionalmente dos tipos de modalidades presentes tanto en España como en América: las modalidades conservadoras, como el español del norte de España, el del interior de México o el de los Andes, y las modalidades innovadoras, como el español de Andalucía y Canarias, el del Caribe o el del Río de la Plata. Otra característica típica del español americano se refiere al grupo consonántico tl que, en palabras tales como atlas o atletismo se pronuncia ['a.t͡ɬas] y [a.t͡ɬe.'tis.mo], mientras que en España la pronunciación es ['ad.las] y [ad.le.'tis.mo].

Independientemente de estos rasgos, es posible distinguir grandes grupos de variedades dialectales del español. Por ejemplo, para Menéndez y Otero (2007) serían ocho: las variedades castellana, andaluza y canaria en España, y las variedades caribeña, mexicano-centroamericana, andina, chilena y rioplatense en América.

 

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